Esta vida tan efímera,
esa muerte tan eterna.
Carlos Mario González
Algunas cosas nos igualan
otras nos lanzan a distancias insospechadas;
pero la muerte:
acto común que nos separa definitivamente.
Saday
1
Más allá es aquí,
efímera razón de la vida,
plural razón del tiempo.
Seremos Nada al momento inexpugnable.
Tras lo que somos,
después de la voz
y del acto,
Nada que abrirá su boca
para disolver la dicha.
En otros ya,
vacío absoluto,
no estaremos para cantar
y la fiesta olvidará nuestra embriaguez.
Qué otra cosa
sino amar profundamente
y comenzar la despedida.
2
Un abrazo
se fundirá en el polvo.
Ese otro que fuimos
seguirá agitando las manos
en señal de ausencia.
No seremos ya.
Las ciudades nos leerán,
entonarán nuestros cantos.
Pero Nada y No-Tiempo
abarcarán la imposible experiencia.
Detrás de los muros,
la distancia eterna
que borrará nuestra voz.
3
Miraremos las cosas,
leeremos el mundo.
Muchas veces negaremos ese no-ser.
Nada que habitamos
mientras solitarios
nos confundimos en la fiesta.
Rebaños completos
irán al país del olvido,
y al fin,
será tarde para el hombre.
No ahora.
Cantos quedarán en las raíces:
tejido de la tierra.
Mas no seremos
eso que acostumbrábamos ser.
No más nosotros.
Ningún Yo soy el que soy.
Después de todo
luz y sombra,
camino y tiempo,
son representaciones
que el último hombre
dejará a la deriva.
4
Permaneciendo en los signos
o en la melancolía,
habitamos esa conquista
que será olvidada.
Llave o camino
descifrarán los pasos ausentes.
Otras voces iluminarán la estancia,
otros ojos
que nadie podrá ver.
Al fin y al cabo
las horas que atesoramos
serán un oro perdido
que otros creen de los bolsillos.
5
Llegaremos,
antes o después;
pero su puerta estará abierta.
No olvidará al rey
ni al mendigo.
La cita predicha
tendrá al fin sus invitados.
Ella bailará para nosotros,
y maravilla de digna sirena,
su canto nos arrojará al mar.
Profundo,
sin fundamento.
6
Principio del pensar
es su obra inmaculada.
Final,
asunto o decreto
que a nuestro ser interroga.
Telón de fondo
al otro lado la dramaturgia enmudece.
En su acto
Nada que nada es.
Ausencia absoluta
nuestra historia abandonará el Tiempo.
Hoy somos,
ayer fuimos,
y quizá llegaremos a ser.
Pero su seña:
entrada al olvido de lo que existe.
7
Después de la conquista,
no pedida ni anunciada,
sólo azar,
quizá escritura previa de un dios,
el gran fracaso.
La derrota de los amantes.
El libre vuelo
al lugar sin representación.
Otro tiempo
despertará para quien sigue.
Quizá seamos allí.
Mas dormiremos,
profundamente,
sin sueños ni delirios.
8
Todo existirá mientras vivamos.
Cuando cerremos la puerta,
todo se irá con nosotros.
Menos aquello
que dejamos en el nombrar.
Aferramos el tiempo,
pero nos detiene
su cruel designio.
Tiempo arquitecto,
Tiempo fundante paso a paso
de nuestra voluntad,
que después de la palabra
sólo asegura el silencio.
9
No queremos el derrumbe
sino escalar la montaña.
Al final la cuesta
que habremos dejado para el olvido.
Como subir la escalera
y tirarla luego.
Una nueva pendiente
que enmudece nuestro ánimo
al reconocer la finitud
de nuestro ascenso.
Así vamos,
cabeza alta
de espíritu frágil.
El abismo,
arriba o abajo
dice y muestra
el baile de la fractura.
Antesala de lo definitivo.
Despedida que se ofrece
al inaugurar el mundo.
Sin afecciones,
con la contundente tonada:
Nada que doblega al mundo.
10
Paréntesis
en el vacío:
la vida.
Pausa que modifica,
entrada y salida
repetidas en todos los hombres.
Inhalación.
Ejercicio del canto,
cruce de vías
que nos enseñan el fracaso.
¿Conquistar qué?
Palabras para nombrar
aquella aspiración que antecede
y culmina posteriormente
dejando las cosas sin enunciación.
Cuerpos putrefactos,
lentamente,
en el instante.
Efímera andanza
que reconoce la existencia
de una pared definitiva.
Exhalación.
Punto aparte.
11
Despertar a la muerte
para pensar la vida.
Vibración de soles sucesivos,
ocaso que somos,
dolor por los que marchan.
Gran absurdo,
nuestra existencia quebradiza
donde habita toda felicidad.
Camino,
límite,
visión de la sangre,
espíritu que abraza nuestra tierra.
Anticipamos el gran hecho
sin interpretaciones.
De la Nada
nada se sabe.
Mas volvemos sobre nosotros mismos
y vivimos como el arco
que arroja su flecha.
12
Situados en el presente
vivimos de las huellas
de antiguas conquistas,
que en otra versión,
son sólo derrotas.
Instante del hoy
trazamos el norte
de la próxima revelación.
Libertad y angustia,
la muerte marca nuestro espíritu
al momento mismo
que entramos en la fiesta.
Volver atrás,
un imposible.
Qué otra cosa
sino la vida vivida
y la conciencia de que somos,
de que anhelamos ser.
lunes, 11 de abril de 2011
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