martes, 30 de marzo de 2010

SONATA DE UNA MUERTE (NOVELA) 5

CAPÍTULO 5


AYARDA SORPRENDE CON UN LIBRO QUE SADAY HABÍA OCULTADO EN UN BAÚL

Saday mantuvo la moneda de sus sueños intacta, hasta que Ayarda encontró un libro en su baúl. Los Sentados en Círculo descubrieron en este libro una razón inédita para existir.


LOS PECES TIENEN SED
O LAS VISIONES DEL DIOS


Sólo somos hombres
entre los hombres

Octavio Paz


Ten la audacia de amar:
es lo que quiere un dios.

Eurípides


Pues nadie llega a ser tan ahorrativo
y tan estricto con sus sentimientos
que no tribute al dios con parte de su vida.

Menandro





En el silencio del hombre el dios reza,
en la oración se escucha.

Hugo Mujica


MÍSTICO EJERCICIO

Al fondo,
luego de pasar
delante de tu espada,
la luna se agrieta y canta.
El sol se detiene
ante tu ojo de miel rocosa.

Me hablas en el silencioso
abismo de una fe perdida,
de una canasta que corre por el río.

El hielo de la noche
es un llanto de mirada mortecina.

La milenaria ceniza
de las batallas que anunciaron tu mano
dadora de vacío y creación,
es verbo innumerable que extrema
el incansable ejército de la voz.

Te aliento domado.
Te muerte que copula.
Te herida de girasoles.
Te arcilla tigre que amenaza.
Te dolor que en mi zigzagueo existes.


REALIDAD HABITADA

Estar con el otro,
adivinar su pena,
contagiar la calma.

No lo otro
que es paisaje.

El otro,
y su palabra quijotesca.

Su ser que interroga
ante la humana condición
que se abre paso
a través de lo que es uno
y lo mismo
y a la vez distinto.

Ese curso de aguas
en que navegan
el dios y su nada.

Existencia más que estancia.

Una realidad habitada.
(Una casa iluminada).


LA ROSA DE ARGENTO

Atrás,
detrás,
a la espalda del camino,
el dios que obnubilado
canta el destino de lo que marcha.

La gota de su aliento
ha sembrado la tiranía,
al hombre o bola de fuego.

Rodamos al desfiladero,
rodamos en línea recta.

La curva es saber
que estamos rodando
al místico ejercicio
de engendrar de nuevo
el vacío de la habitación.

Llegará de nuevo la sombra,
se empinará de nuevo la nada,
y el estallido del dios
ejecutará nuestra vanidad.

Se perderá el horizonte,
el olvido dejará a la paz en las tumbas,
la humildad nos dará en la otra mejilla.

Yo no sé de qué hablo...
pero pronto vendrá.


PLEGARIA DE LLANTO DE CENIZA

Canto para tu esperanza
que desfila al borde de mi mano.

Dejo en tus atavíos
el rayo de la tarde
y voy a tu carne justa
para engendrar el vacío.

El dios ha tocado mi espíritu,
y es de tu sexo que mis ojos hablan.

Al otro lado de la palabra
la verdad sea dicha.
Al otro lado de su grito
la verdad esté erguida.

Vengo de un país lejano,
voy hacia la tormenta;
hacia la locura
de un hombre que se resiste.

Ven y riégate sobre la hierba,
desnúdate y pon tus pechos sobre mi boca.
Quizá tu leche sea el vino,
la sangre que cubrió los demás días.


MONEDAS O TEMPLANZAS

Después de hablarte
una campana que ensordece al mundo.

Después de oírte
el sol que vuelve a su morada.

Después de sentirte
la duna de vino que embriaga mi ojo.

Ahora ven como si viviéramos,
entonemos el himno de la felicidad,
abramos los brazos para recibir la gracia,
giremos en el aura del dios que navega,
el que dicta las mudanzas de nuestro espíritu.

Qué hacer ahora,
sino cantar la nueva manera de contagiarte.

Qué hacer ahora,
sino castigar el pasado,
dejarlo ausente,
impregnar la voz de futuro,
partir al mar que nos sostendrá.

Después de mucho caminar
tus labios se abren y dicen mi nombre.

Que se mueva pues la palabra,
que anuncie el amor,
hasta que la noche caiga sobre mis fiestas.


BISONTE ENCANTADO

La esperanza
de estar contigo
¿para qué?

Me gusta jugar solo;
pero estar contigo,
con tu humanidad
que es el peso de una historia,
de una escritura secreta
dolorosa para muchos.

Me gusta jugar solo,
y estoy rodeado de mundo,
y soy el mundo que se ejercita
en el canto plural
de los advenimientos y las ofrendas.

El dios sabe lo que ignoro,
conoce mi ruta y mi casa;
y, sin embargo,
no podrá estar en el templo
cuando llegue con el pan y la sal de la vida.

Ahora viene el camino,
ahora queda el camino,
hoy que es la eternidad del camino.

Paso a paso
el baile que compartiremos,
el tiempo que nos devuelva a nosotros mismos.


DISCURSO AMOROSO

Otra voz
es lo que esperamos,
sentados y sin reconocer
que somos la voz misma.

Otra mano
es lo que pedimos,
sin observar la tierra ajada
que nos sostiene.

Visión y bautismo,
agua que nos lleva al dios,
a su canto
que es la suma de los cantos.

Otra palabra,
otro lenguaje,
otro ojo luminoso
que nos advierte en la madrugada
de un día cualquiera
sin permitir siquiera la plegaria.

¿Qué es lo que buscamos
más allá de nosotros mismos,
sino la imagen
que hemos dejado en el sueño?


TRIVAGACIONES

Llamo en la tarde
al ángel que vuelve.
Su cabeza llega desde el abismo,
sus manos son el ápice de la tormenta.

Decir que sabemos
es olvidar lo que falta.
Llegar a la certeza
es negar la representación
o el hecho mismo de las cosas.

Algunos dudan de su propia incertidumbre,
otros permiten a su canto
una dosis de esperanza.

Del otro lado de la vida,
lo que se puede hablar
de lo desconocido.
Del otro lado de la vida
la verdadera metáfora del mundo.

La especulación abre la puerta
y el infinito golpea al ángel,
su cabeza no es para nadie,
sus manos nos sostienen mientras caemos.


FLAUTA Y SITAR

Saber qué eres...
saber qué entregas...
saber qué nutres...
saber qué sabes...

El dios inaugura la fiesta,
sus límites son la trascendencia.

De una mano que compartimos
brotan las aguas de la vida,
de una muerte que sólo a nosotros pertenece
acuden la luz y el olvido.

Herederos de una plegaria
creamos y transformamos,
damos sentido,
inundamos de mundo al mundo.

Una voz nos dice,
nos muestra,
nos canta en el silencio profundo.

Esa voz es tu voz,
no permitas que encierren su talismán.


PREGUNTAS FINALES

El dios gime,
el dios llora,
el dios está al borde de la locura.

El dios sufre,
el dios se acongoja,
el dios grita
al ver que la eternidad
no pertenece al hijo de su aliento.

La vida es precisa,
su anatomía se bifurca
en varios sinsentidos
que rugen
como una leona hambrienta.

Sin alma
el dios se prepara
para asumir la eternidad.

No hay pasado
ni futuro.

La eternidad se abre de piernas
para que el dios la penetre.

El dios apunta y se pierde en el tiempo
tentado por una sombra
que lo limita.

¿Qué hará el dios
ahora que los hombres
lo han dejado a la deriva?

¿Sin aura ni representación?

¿A la luz inconclusa de su eterno instante?


DESPUÉS DE LLAMARTE

Después de tanto verte,
sé que no te conozco.

Te he hablado,
te he escuchado,
hemos caído en una noche profunda.

Después de haberte visto
no quisiera dejar de verte.

Otros dicen que ya no somos,
otros dicen que es imposible.

La guerra que nos ha fracturado
continúa su tránsito arrollador.
Quizá sólo estemos hechos para destruir,
quizá la acción dadora de sentido
es una pérdida de tiempo
y lo único que queda por hacer
es el gatillo y la puñalada.

Un gran charco de sangre
recibe los cuerpos de los niños.
Y acaso les hemos preparado el mundo
para que a su vez lo entreguen enfermo.

La visión y el enigma
se cruzan en el camino
que se bifurca
ante la insistencia de la muerte.

Nos dice que lo hagamos,
que vendamos todo
o que olvidemos lo que somos,
para salir de nuevo
a la manifestación de lo maravilloso.


EL CABALLO Y EL TRUENO

A Edgar Trejos

El único destino
es el abrazo de la tierra.

Al fondo de ese sueño,
los turpiales
ya no cantan.

La voz de la aurora
será otro viaje,
otro signo
que nos aventuramos a descifrar.

Al final,
las cosas se quedan
en su quietud.

Las hojas rumorean
una letanía que los hombres olvidan.

Pero el dios y la luz,
quedan en los ebrios y su mundo.


NÍSPERO Y MAGIA

Otro dios
y no El Dios,
no ese dios
sino otro dios,
es el dios que todos esperan.

Otro canto
y no El Canto,
no ese canto
sino otro canto,
es el canto que todos sueñan.

Es la comunión
de los hombres libres.

Es el lenguaje
de la nueva ciudad.

Es el abrazo de los días
y su voz que nutre nuestra muerte.


LAS PIELES DE LA SERPIENTE

Morir es partir,
también llegar;
salir,
entrar al mismo tiempo.

Vacío o noche nos precede,
nos espera igual.

El dios no se repite
en su silencio profundo.

Nada: borde del abismo.

¿Quién se detiene ya
cuando entra en su corriente?

La muerte va
en su serenidad extrema,
nos toca,
su gesto es una entraña que grita
y roce aterciopelado de rosa.

Morir es canto que se abre,
es hondo más hondo que no cierra.

Él me dijo que así podría ser.

El dios que asoma
en la vigilia,
el que de otro lado
es sueño que no distancia.

Esto es canto antiguo
y también inicio:
saludo de noche o vacío
que a la creación llama.

RUNAS Y PRESTIGIO

De la voz de los azahares
viene tu canto inmaculado,
tu armonioso despertar al viaje.

A tu sombra
que es tu carta de sol viva,
acuden mis rezos
mis ateístas fricciones.

Sabes que el dios viene
de la luz opaca del caos,
que su imán se desprende
en el baile
de los talismanes.

A ti te doy la jauría,
la vendimia y el regazo.

A tu mano uno mi mano,
en tu cuerpo vuelve mi antorcha.

Amada:
es por tu voz que mi alma implora.


ALAS PARA EL ESCORPIÓN

Dónde está la fisura del día,
dónde su escamoteada incertidumbre.

Un sueño gira
en lo alto de lo celeste,
cae en la tierra,
húmeda tierra de dioses hambrientos.

Aquí en mi mano
crecen los continentes del futuro
y el tiempo
y la embriagada representación.

Surtidor de voces mudas,
el canto aumenta para nadie.

Soy oficiante y cordero
y el dios se extrema en su exilio.

Ahí van los hombres,
ensimismados
sobre su oro ensangrentado;
pendientes de un mundo
que está tras las montañas.


EL ARDID DEL MANDALA

Fiel al canto,
yo soy tú.

La colina nos abre
un nuevo horizonte
y te digo sí:
a través del tiempo
las cosas se abren.

No las de la superficie,
aunque ahí hay espíritu.

Sino las del centro del mundo,
donde reposan los antepasados.

La historia crece
y en su río
el dios navega.

El dios que es pluralidad
y llanto
y malabar que encanta.

Es la fiesta
que en las manos cabe.

El vacío del mendigo
que atesora los crepúsculos
para vencer el hambre.

Los testigos
también necesitan
de los espejos.

Asegurar la imagen.

Dinamitar la sombra.

En el otro
nos descubrimos
y entramos
y vamos
sin decir siquiera
que todo se conjuga.

Adentro,
la vida marcha.

DESNÚDAME DE MÍ

A Carlos Vásquez

Las cosas
en su mudo andar,
como polvo silencioso,
caen a la extremadura
desnuda de sí.

Orando al dios
que crece entre ellas,
dura y fría ceniza,
miel rocosa
de otro poema.

Frágil envoltura
asedia
en medio del llanto.

Camino que se cierra
en torno al otro que habita.

Verbo imposible:
acción que desanda
el verso oscuro
de la tierra
donde deja lo que no tiene.

Abre los ojos.

Los cierra.

Agua sin eco,
muerte
o cosa leve,
país ciego de ver.


ALL MY LOVE

El círculo es total,
sus cantos son comunidad.

El cuerpo es estrella agotada;
pero el amor
tiene asegurado el trono.

Después de ti,
el sueño agigantado de otra vida.

Y tú en ella,
como un sol
que alimenta a los planetas.

El círculo es real,
sus voces son continuidad.

La tragedia nos baila;
al fondo la locura,
el sueño como única salida.

¿Si estás aquí
la libertad no existe?

El muro nos detiene;
pero el horizonte es más fuerte.

LO QUE RESGUARDA EL RAYO


A Gloria Erazo

Te beso antes de nombrarte,
te nombro y me extiendo,
se extiende mi comunión,
comulgo comprendiendo.

Te recibo en mi lenguaje,
hablo con tu lengua,
estoy y soy
carta abierta a tu sexo.

¿Dónde está tu palabra?

Después de amarnos
necesito tu verbo,
tu silencioso
y nocturno verbo
que imanta el rayo.

Vivo la vida hasta agotarme,
y rebaso la necesidad de su sentido.

Estoy y soy,
núcleo o canto,
rostro,
congregación
y tumba.


POEMA ELEMENTAL

A Hernán Botero

En el umbral
del sueño y la vigilia,
se construye la verdadera eternidad.

Vamos conscientes
por el paisaje de lo onírico.

Rompemos el alba,
atesoramos la noche.

Al otro lado de la realidad,
el mundo no desaparece.

Vida y sueño
son vehículo de sabiduría.

A la larga,
el más allá
ya está en nuestra mano.


LA DÁDIVA

A Elkin Restrepo

En mi cuerpo
late el tiempo:
presente,
apertura.

En mi mano
está lo por nacer,
la sed,
lo incierto.

Antes que llega como después,
futuro,
recogimiento
que es ya un trasladarse,
soñar.

El dios nos dice
en otra lengua,
de su silencio nuestra plegaria.

La palabra en su estallido,
en su antes de ser un nombre.


INTUICIÓN Y PALABRA

De mis manos hablo,
potencia,
naves de alta mar.

Hago propias mis manos,
nazco a ellas
en mi recién oír.

No desato la huída
ni cierro la puerta.

Me hago cargo
del mundo que habla,
lo comprendo,
le doy el sentido
que otros no pueden.

De mi mano derecha
la palabra;
de mi mano izquierda
la intuición.

De su canto el canto,
de su altura el abismo.

Ahora voy como quien sabe,
como quien ama,
como quien ve al dios derrotado
y lo abraza
y le da una mano.


DESEO Y GRITO

Decimos el mundo
cada vez que lo nombramos.

Llega como anuncio,
como ausencia,
como pertenencia
o fundamento de la palabra.

El mundo que es la palabra.

Narración de voces fragmentadas,
destino: merecimiento del ser.

Abro las manos,
recibo el pájaro y la lluvia.
El sol me interroga con su luz
que no piensa ni siente.

La noche me nutre,
y la incertidumbre que nace
funda el mundo también.

Fundamos el misterio,
fundamos nuestro ser
en la indicación,
en la emoción,
en lo que de nosotros
y del mundo se representa.

Comunidades de sal.
Silencio.
Deseo y grito
que fecundados en el dolor
anticipan la despedida.

¿De qué lugar venimos?

¿A qué lugar vamos?

Este es el lugar
que nos debe interesar,
su aliento,
su grieta,
su alocada canción.


EL MAESTRO ROTO
A Jorge Mario Mejía

Como flecha en la niebla
surge el rayo
desde la colina.

El hombre camina
horas y horas
sobre el alado pensamiento
de una nueva historia,
de un nuevo dios
que no todos dejarán nacer.

El hombre agita su cuerpo,
el mundo estalla en su cabeza.

Desierto o libertad,
fuente o errancia sin límites.

Sólo la locura
que llega después de animar su canto
para la perversa vida
de sus antepasados.

Quizá otro día,
quizá otro siglo
para su aleluya.


MI VIDA SE CUMPLE

Estoy aquí,
pero también allá.

No más allá
de lo que crees.

Sólo a tu lado.

Soy conjunción
y separación
del borde del infinito.

Porque soy apertura
y sólo cierro la mirada
cuando late el ahora
que no necesité esperar.


TODO ESTAR SE REBASA
Riesgo y copulación
del hombre,
la locura y la santidad
de su cabeza.

Grandeza que apuesta
el horizonte siempre lejano,
que lo lleva a ser
más de lo que es.

Grito que señala
pero aún no dice.

Gemido,
vagido,
acto de ver,
carne que establece,
cuerpo extremado de lugar.

Irrumpe el hombre
en su expresión.

Habla entonces y eso lo constituye;
habla y su voz va al tiempo
donde la noche pierde el camino.


HEREJÍAS Y COMPLACENCIAS

Hay muchos dioses,
pero no dejan de ser
dioses minúsculos.

El dios es real,
pero eso no quiere decir
que debamos estar de su lado.

Yo soy la escritura,
la herida que queda.

Yo soy el canto,
lo que dice y muestra.

Mírame,
solitario
y lleno de mundo.

Acércate,
ellos están de mi parte,
ellos vibran con mi habla.

Quién más podría ser
sino el que vuelve para vencer.


SUEÑO DE VICTORIA

En el espejo
su rostro envejecido.

Luego de caer desvanecida
un niño sin señales
girando alrededor
como en un ritual
de vida.

Al otro lado de la puerta
la esperanza
de una existencia larga.

Sin dolor,
casi muerta,
al lado del dios
que le dará las hijas
de su memoria.


KRIPTEA

De oro y tiempo
tu rostro de sonámbula.

Agua que imanta
el alma de las cosas.

A tientas voy tras tu huella
que bailan los antílopes.

Tu cuerpo en la hamaca
que tejieron los antepasados,
y tu voz
como la flauta del dios.

Cantar de cantares
tu boca que deshoja la tarde.

Infierno y paraíso
tu cintura que reconocen
los vigías de la noche.

Déjame entrar
y luego caer.

Dame la luz
y luego el amor.

Que la vida nos permita
la comunión.


MORIR ES NADA

Luego de vivir,
de asegurar la tiranía
de la vida vivida:
la muerte.

Ese misterio
que algunos sobrepasan.

Luego de vivir,
de cantar y de intuir
la acción de los hombres:
la muerte.

Esa nueva salida,
esa entrada en la nada.

El dios nos interroga.

La muerte nos mitifica.

La vida es aguardar
la noche completa
de los tiempos
que desvelan al dios
y a su cripta.


ALEJADO Y CONTIGO

Con dientes y garras
mi ojo derecho que falla
te ve llegar y grita.

Contra la pared está
la otra voz desconocida
que me llamaba en su mudez.

Pero llegaste
y la pólvora de mi espíritu
estalló en mil partes
y mil más
y otras mil que se reunieron
con tu cabellera.

He tenido el vicio de buscarte
de predecir tu cuerpo
en mis manos tatuadas.

He derivado en una carrera
de niño absurdo
que se entusiasma con el dios
y sus muchachas.

Y ahora tú
mantra que me nutre.

Alejado y contigo
aunque sea para dibujarte
en una esperanza de piedra.


HILO DE ORO

Quizá para volver a empezar,
lea tus ojos
guardados en un agua melancólica.

El último miedo
lo sanará mi mano,
como vertiente del dios
que cubre los mares y sus olas.

Vaivén de hombres que surgen,
cantidad innumerable
de voces que afirman la fiesta,
la boda de nuestros labios,
la niña teñida de luna
que coquetea con un padre negado.

Morir es acto seguro.
Alabanza que nos detiene
por un momento;
para impulsarnos a conquistar el mundo,
después.

Ven y abrázame
vuelve a ver la cara de tu padre
orienta la semilla que has engendrado;
cuida de esta ausencia
que calla en tu aliento.

Ven y alimenta este vacío,
este comienzo,
este final.

Alfa y omega
es mi cuerpo tatuado:
río que viaja al centro de la tierra.

Acércate otro poco,
como lo hacías
cuando el cáliz se abría
ante tus ojos de tigre enamorado.

Consulta las ventanas
que contienen la luz
de una mañana sin nombre.

Apréndeme de memoria
y ve luego a tu iglesia.

Enciende tu oración.

Canta para liberarme.

Pero no te distraigas en la rosa
para no ocultar la piedra.


CANTO FINAL

A Felipe Naranjo

Las palabras
están cansadas.
volvamos al silencio profundo.

Retornemos.
Abramos de nuevo el asombro,
la sorpresa,
la maravilla.

Unamos los cantos
hasta hacer del mundo,
una batalla sin muerte.