ENTRADA EN LA NOCHE
A mi hermana
La lluvia cae
y su rumor
amortaja a los durmientes.
Lentamente las voces
de una ciudad amada y terrible
van siendo presas del sueño.
De una distancia inmaculada,
porque acerca en el recuerdo
y niega en el pedernal del corazón,
su figura resplandece
aunque la muerte siga la escritura.
Errante su cuerpo se aproxima,
su canto, nimbado en medio de la noche.
Las calles húmedas
encuentran la sangre
que otras fiestas dejaron a su paso.
Una tonada entra en el oído,
poco a poco su hilo delgado
envejece en la memoria.
Ábrele la puerta
para que imante el rostro
de una posible destinación:
acontecimiento apropiador de la belleza.
Sin poder salir al vórtice de la ciudad,
sus manos crean un nuevo signo.
Y en silencio
cree dar otro paso en el lienzo de su cuerpo.
Extrayendo de lo más íntimo de su carne,
pone su pulso en una locura irredenta.
Quizá la fiereza de una vida ya conquistada.
No le hables para huir,
deja su potro alborozado en los riscos,
permite a su desvarío pintar las montañas.
Cuece la noche su desvertebrada inocencia.
Los amigos le dan la salud.
¿Qué es todo esto
sino el delirio
de un hombre atropellado
por la sandez de una cordura perdida?
Canta, sigue cantando,
así arribará la mano que amanece
a pesar de los ahorcados.
*********
REVELACIONES DE UN NO CREYENTE
A Lorena Libertti
Sé que no existes.
Es por eso que te sigo.
Eres ficción,
conjetura,
metáfora
de la carne vencida
de los hombres.
Exprimida miseria
de un deseo.
Algunos te levantan
en las cordilleras y en el agua;
te multiplican.
Otros te condensan,
único,
como la poesía.
Ejércitos han crecido
como un trabajo feliz
que madura
en la ruidosa masacre de los impíos.
Esa felicidad es volcanazo de sangre,
pus y lepra de sus culpas adocenadas.
Has muerto también.
El hombre más feo del mundo
fue tu asesino.
Contigo murió mi infancia.
Tu cadáver
es el corazón enmohecido de mi padre.
Ven,
háblame desde tu nada,
a mí,
nada y absurdo del universo.
Orilla del resplandor carroñero
que crece en este valle.
Ven y nace de mis manos
como un niño pequeño,
como la jauría
que dará presencia a los días.
Acude desde mis entrañas
y recorre el camino conmigo,
con los amigos y mis amantes.
Desmiente las religiones
que anuncian tu golosina.
Hazlas polvo en el hueso de mi verso.
Apaga la contienda de los mortales
e infringe sus leyes de lobo hambriento.
Ven y lucha con mi palabra,
con la razón y la fantasía de mi palabra
que se prepara para el olvido.
Ven,
hundámonos en el mar de nuevo,
brotemos de sus aguas
con la firmeza del hombre
que copulará con la tierra.
Arrecia,
busca,
destruye esta humanidad miserable
y principia la fiesta del mundo.
martes, 29 de junio de 2010
TERAPIA DIALÓGICA (1)
Introducción
1
El Consultorio Filosófico inició actividades en marzo de 1994. Su posición es la de prestar un servicio a la comunidad, enfocado ante todo en el estudio del pensamiento a través del lenguaje y la búsqueda de sí mismo como respuesta al crecimiento interior.
A partir de una serie de lecturas y vivencias activadas durante varios años, se llegó a la necesidad de intensificar y proyectar la praxis filosófica como medicina. Esto se ha hecho en Francia, Bélgica, Alemania y Estados Unidos con gran éxito. En 1982 el doctor Achembach (Alemania), comenzó con la idea de un Consultorio Filosófico, donde se cobraba por consulta para el tratamiento de los malestares y trastornos existenciales de las personas de su país.
Actualmente la Filosofía como Medicina se ha desarrollado paulatinamente por personas como Lou Marinoff (Estados Unidos), José Barrientos Rastrojo y Mónica Cavallé (España), Rainer Matias Holm Hadulla (Alemania), Roxana Kreimer (Argentina), Oscar Brenifier (Francia), Ran Lahav (Israel) Hernán Bueno Castañeda, Oscar Fernando Acevedo y Eufrasio Guzmán Mesa (Colombia), entre otros.
La Filosofía como Medicina es una alternativa dentro de las terapias y no precisamente una terapia alternativa. Y busca pensar los problemas de salubridad en el plano de las relaciones interpersonales y de la autorreflexión sobre los actos y sus consecuencias en la vida de las personas, en principio de manera individual y consecuentemente con grupos.
Individualmente trabaja con “pacientes” que tienen problemas para relacionarse con el mundo por su incapacidad para el diálogo, angustia, crisis o vacío existencial, pérdida del sentido de la vida, suicidas en potencia y también a quienes tienen preguntas precisas sobre temas como la muerte, el amor, la soledad, la libertad, etc. Se puede aplicar en personas con dolor y en pacientes terminales.
En mi caso, el Consultorio Filosófico ofrece una Terapia Dialógica donde el ejercicio de preguntas y respuestas, busca en la persona la solución de su propio problema, ya que “cada hombre tiene que examinar su propio problema y tratar de determinar lo que es justo para él”. El diálogo es la función principal para desarrollar el proceso de comprensión e interpretación de lo que somos y atiende a la comunicación con los demás como medio para el aprendizaje de las cosas. Sin olvidar que es en nosotros mismos donde están las posibilidades de crecimiento, de aceptación de las creencias y la verdad.
Igualmente se ofrece el servicio de seminarios y el de asesorías en los niveles académico y personal que puedan ser desarrollados por el consultorio.
2
La naturaleza del hombre se ha escindido de la Naturaleza que a su vez ha sido creación y evolución continua. Lo que el hombre ha encarado en su interior es el mundo real, su comprensión e interpretación de una realidad que se le presenta como condición objetiva de lo existente. Pero para unirse a esta realidad, el hombre ha desarrollado el diálogo; es decir, que en sí mismo el hombre ha fomentado la actividad dialógica como medio para permitir su presencia y la otredad. Por lo tanto, nuestra naturaleza está en íntima relación con la palabra que nos conforma y nos activa.
Si el mundo y sus cosas establecen una cercanía en su habitar por la actividad propia de su presencia, el hombre se relaciona con el mundo y sus cosas nombrando, llevando a cabo la significación y el sentido. Lo que se hace entonces en el Consultorio Filosófico es desentrañar esos significados, ese reconocimiento del mundo para dar paso del discurso solipsista o del monólogo al diálogo, donde la intersubjetividad se plantea como posibilidad para encontrar “verdades” que conlleven a su vez una construcción de pensamiento.
La Terapia Dialógica busca alertar al ser que nos visita sobre su propia representación del mundo y sus cosas y, al mismo tiempo, ponerlo al tanto de las posibles manifestaciones que nos permiten dar el paso de lo individual a lo universal. Esto no quiere decir que se busque una desmitificación total del estado interior del hombre; al contrario, se asume que es a partir de esa relación entre mythos y logos de donde se toma conciencia de ese habitar “puro” que nos antecede como organismo complejo y singular. Por lo tanto, el acercamiento primero está desarrollado por la activación de una voluntad de crear que se establece desde una conciencia poética; porque es poéticamente como habita el hombre el mundo.
Además, esa subjetividad primera que se conforma como identidad y formulación del Yo que instaura la presencia de nuestro interior, ofrece el resultado de una integración con lo que se sucede de forma inexpresable si sólo se presenta desde la palabra como irracionalidad, que es sumamente válida, pero que es interpretación individual que no ha sido tamizada en la presencia del otro, en la fecundidad colectiva de lo que somos: cultura dialéctica que con su confrontación constante nos permite el crecimiento y la superación.
Retomando, pues, quiero decir que la Terapia Dialógica, que no es otra cosa que esa dialéctica que permanece como desentrañamiento de nuestro interior y ese despertar a la convivencia con la pluralidad de lo que nos rodea, necesita de una conciencia poética y de una hermenéutica filosófica y simbólica que son las mediaciones entre el conocimiento y las creencias. La Terapia Dialógica anima a la persona a la reflexión; al pensamiento libre y plural que desborda la mera opinión para acercarse con mayor exactitud a las decisiones nucleares de la vida, al reconocimiento de lo inmanente y trascendente de la vida, a la aceptación de que la vida debe ser vivida y que de alguna manera, se nos exige la doble atención de la duda y la certeza en el ámbito de los acontecimientos que se vuelven experiencias representativas para establecer una verdadera comprensión de lo que somos y representamos en el marco de lo existente.
1
El Consultorio Filosófico inició actividades en marzo de 1994. Su posición es la de prestar un servicio a la comunidad, enfocado ante todo en el estudio del pensamiento a través del lenguaje y la búsqueda de sí mismo como respuesta al crecimiento interior.
A partir de una serie de lecturas y vivencias activadas durante varios años, se llegó a la necesidad de intensificar y proyectar la praxis filosófica como medicina. Esto se ha hecho en Francia, Bélgica, Alemania y Estados Unidos con gran éxito. En 1982 el doctor Achembach (Alemania), comenzó con la idea de un Consultorio Filosófico, donde se cobraba por consulta para el tratamiento de los malestares y trastornos existenciales de las personas de su país.
Actualmente la Filosofía como Medicina se ha desarrollado paulatinamente por personas como Lou Marinoff (Estados Unidos), José Barrientos Rastrojo y Mónica Cavallé (España), Rainer Matias Holm Hadulla (Alemania), Roxana Kreimer (Argentina), Oscar Brenifier (Francia), Ran Lahav (Israel) Hernán Bueno Castañeda, Oscar Fernando Acevedo y Eufrasio Guzmán Mesa (Colombia), entre otros.
La Filosofía como Medicina es una alternativa dentro de las terapias y no precisamente una terapia alternativa. Y busca pensar los problemas de salubridad en el plano de las relaciones interpersonales y de la autorreflexión sobre los actos y sus consecuencias en la vida de las personas, en principio de manera individual y consecuentemente con grupos.
Individualmente trabaja con “pacientes” que tienen problemas para relacionarse con el mundo por su incapacidad para el diálogo, angustia, crisis o vacío existencial, pérdida del sentido de la vida, suicidas en potencia y también a quienes tienen preguntas precisas sobre temas como la muerte, el amor, la soledad, la libertad, etc. Se puede aplicar en personas con dolor y en pacientes terminales.
En mi caso, el Consultorio Filosófico ofrece una Terapia Dialógica donde el ejercicio de preguntas y respuestas, busca en la persona la solución de su propio problema, ya que “cada hombre tiene que examinar su propio problema y tratar de determinar lo que es justo para él”. El diálogo es la función principal para desarrollar el proceso de comprensión e interpretación de lo que somos y atiende a la comunicación con los demás como medio para el aprendizaje de las cosas. Sin olvidar que es en nosotros mismos donde están las posibilidades de crecimiento, de aceptación de las creencias y la verdad.
Igualmente se ofrece el servicio de seminarios y el de asesorías en los niveles académico y personal que puedan ser desarrollados por el consultorio.
2
La naturaleza del hombre se ha escindido de la Naturaleza que a su vez ha sido creación y evolución continua. Lo que el hombre ha encarado en su interior es el mundo real, su comprensión e interpretación de una realidad que se le presenta como condición objetiva de lo existente. Pero para unirse a esta realidad, el hombre ha desarrollado el diálogo; es decir, que en sí mismo el hombre ha fomentado la actividad dialógica como medio para permitir su presencia y la otredad. Por lo tanto, nuestra naturaleza está en íntima relación con la palabra que nos conforma y nos activa.
Si el mundo y sus cosas establecen una cercanía en su habitar por la actividad propia de su presencia, el hombre se relaciona con el mundo y sus cosas nombrando, llevando a cabo la significación y el sentido. Lo que se hace entonces en el Consultorio Filosófico es desentrañar esos significados, ese reconocimiento del mundo para dar paso del discurso solipsista o del monólogo al diálogo, donde la intersubjetividad se plantea como posibilidad para encontrar “verdades” que conlleven a su vez una construcción de pensamiento.
La Terapia Dialógica busca alertar al ser que nos visita sobre su propia representación del mundo y sus cosas y, al mismo tiempo, ponerlo al tanto de las posibles manifestaciones que nos permiten dar el paso de lo individual a lo universal. Esto no quiere decir que se busque una desmitificación total del estado interior del hombre; al contrario, se asume que es a partir de esa relación entre mythos y logos de donde se toma conciencia de ese habitar “puro” que nos antecede como organismo complejo y singular. Por lo tanto, el acercamiento primero está desarrollado por la activación de una voluntad de crear que se establece desde una conciencia poética; porque es poéticamente como habita el hombre el mundo.
Además, esa subjetividad primera que se conforma como identidad y formulación del Yo que instaura la presencia de nuestro interior, ofrece el resultado de una integración con lo que se sucede de forma inexpresable si sólo se presenta desde la palabra como irracionalidad, que es sumamente válida, pero que es interpretación individual que no ha sido tamizada en la presencia del otro, en la fecundidad colectiva de lo que somos: cultura dialéctica que con su confrontación constante nos permite el crecimiento y la superación.
Retomando, pues, quiero decir que la Terapia Dialógica, que no es otra cosa que esa dialéctica que permanece como desentrañamiento de nuestro interior y ese despertar a la convivencia con la pluralidad de lo que nos rodea, necesita de una conciencia poética y de una hermenéutica filosófica y simbólica que son las mediaciones entre el conocimiento y las creencias. La Terapia Dialógica anima a la persona a la reflexión; al pensamiento libre y plural que desborda la mera opinión para acercarse con mayor exactitud a las decisiones nucleares de la vida, al reconocimiento de lo inmanente y trascendente de la vida, a la aceptación de que la vida debe ser vivida y que de alguna manera, se nos exige la doble atención de la duda y la certeza en el ámbito de los acontecimientos que se vuelven experiencias representativas para establecer una verdadera comprensión de lo que somos y representamos en el marco de lo existente.
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